30 Abril 2023 / Apizaco, Tlax. (Un Escarabajo)
Está por finalizar el «Mes de la infancia», así que hay que alistarse. Los mejores atavíos para agasajar y Pablito lo sabe:
-Yo puedo solo!- dice con voz ansiosa de pequeño.
Toma con sus diminutos dedos un poco de pasta blanca y con la otra sostiene el espejo para ver que la capa de color cubra bien su carita.
Para la trompita girando coquetamente la cabeza mientras abre muy grandes sus ojos. Con mucha atención observa la caja de cartón que tiene en las piernas y elige un lápiz negro. Con el dibuja grotescos rombos bajo sus ojos y sin querer mancha un poco la pintura anterior. Pero no se molesta. Lo raspa con una uña y grita emocionado ¡Si me quedó!
Deja la caja a un lado y con la manga de su playera limpia un poco sus zapatitos. Se aplana los pelos y se pone la peluca de colores. Estira una liga que sostiene una bola roja de plástico sobre su nariz.

Escucha un claxon y se emociona.
Es el primer año que trabaja el 30 de abril. Espera que hoy que es día del niño el pueda vender más que sus papás.
Pablito tiene siete años y trabaja junto a su familia en un semáforo dónde hace payasadas, vende caramelos y pone en riesgo todos los días su pequeña y frágil vida como miles de niños en México que han tenido que dejar de un lado los estudios, los juegos, la inocencia.
Tlaxcala no se salva.
Pepenadores son los más sonados desde hace años, niños que hacen fortuna revisando tu basura para llevar sustento a casa. Los invisibles e ignorados de los semáforos …justo esos que te ponen de malas al esperar que cambie la luz roja porque sabes que está mal pero no te atreves a decir nada porque nadie lo hace. Solo en las mejores épocas como en elecciones populares que estrenan baratas playeras promocionales por quedarse con ellas o por un lunch barato.
Los menos afortunados (porque siempre se puede estar peor) extienden un traste entre los transeúntes mientras un adulto vigilante toca algún instrumento o cuida a un infante más pequeño que este.
Tristemente no es un problema de hoy, es el resultado de una sociedad rota y con valores que se degradan día con día. Y programas hay y han habido quizá no del todo eficientes, algunos raquíticos y ofensivos o por el contrario tan opíparos que han dado pie para ser utilizados a discreción (aún sin ella), sin contemplar las letritas esas que rezan:
«ESTE PROGRAMA ES PÚBLICO, AJENO A CUALQUIER PARTIDO POLÍTICO. QUEDA PROHIBIDO SU USO PARA FINES DIFERENTES A LOS ESTABLECIDOS EN EL PROGRAMA»
Surtiendo a las familias de los mismos en el poder, siendo cobrados por vivales que actúan ante los ojos cerrados de la autoridad u ocupando grandes bodegas dónde alimentos y consumibles se pudren o esperan la oportunidad de alguna campaña política que respalde las promesas que sabemos no son posibles cumplir.
Los niños trabajadores son resultado de una larga cadena de desgracias, padres sin un trabajo que logre llevar lo necesario a casa, migración, pandemias, violencia familiar por mencionar algunos. Y de una sociedad que sabemos que no debería ser así porque un niño debe crecer sano, feliz, seguro, tranquilo, siendo niño, inocente, soñador, creativo, travieso. Pero una sociedad a la que nos da miedo extender una mano amiga porque «la burra no era arisca» solo que las circunstancias nos han hecho así:
Cómodamente ciegos mientras no salpiquen.
En este Día del Niño (porque terminó el mes de la infancia y no cambio en nada (como suele pasar). La pregunta quedaría en el aire.
¿Por ser su día podrán descansar y disfrutar? O ¿Eso solo es un lujo de adultos asalariados el 1 de Mayo? Quienes por cierto disfrutan de un fin de semana laaaargo…
«El niño que no fué abrazado por su tribu, cuando sea adulto quemará la aldea para poder sentir su calor.»/ Proverbio Africano.